El presidente haitiano, René Preval, afirmó que hay que ver para creer la catástrofe producida en su país por el terremoto del martes, que calificó de increíble. El presidente, que salió hoy a las 5 de la mañana a comprobar por si mismo lo ocurrido en Puerto Príncipe, concedió una entrevista a la cadena CNN a las puertas del aeropuerto de la capital, a donde acudió para verificar el estado de una infraestructura que es fundamental para recibir ayuda humanitaria.
"La ciudad está destruida. Los hospitales, los colegios, las casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres", indicó el presidente, quien destacó que su residencia oficial, el Palacio Presidencial, y su propia casa, se desplomaron con el terremoto.
"No sé donde voy a dormir esta noche. Pero eso no es un problema", dijo el máximo mandatario de una nación asolada tradicionalmente por la pobreza y, ahora, por una catástrofe natural que ha causado una cifra cuantiosa pero indeterminada de muertos.
"He oído que pueden ser 50.000. Otros dicen que cientos de miles. La verdad es que no lo sé. Es todavía demasiado pronto para saberlo", dijo a la cadena de televisión.
El presidente aseguró que la primera necesidad del país es limpiar las calles de cadáveres y atender a los heridos. "No podemos llevar a los heridos a los hospitales, están llenos", subrayó.
Además, el país necesita equipos de rescate para salvar a las personas que han quedado atrapadas y también suministros médicos y alimentos.
A ello se une el peligro de que se produzcan nuevos derrumbamientos, un temor que ha llevado a la población de Puerto Príncipe a acampar en las calles y plazas.
René Preval no teme que la situación en las calles derive en un brote de violencia, por la falta de agua potable y alimentos.
"La gente entiende la situación. Todo el mundo está haciendo lo posible para ayudarse entre ellos", comentó a la CNN.
© EFE 2010. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de todo o parte de los contenidos de los servicios de Efe, sin previo y expreso consentimiento de la Agencia EFE S.A.
"La ciudad está destruida. Los hospitales, los colegios, las casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres", indicó el presidente, quien destacó que su residencia oficial, el Palacio Presidencial, y su propia casa, se desplomaron con el terremoto.
"No sé donde voy a dormir esta noche. Pero eso no es un problema", dijo el máximo mandatario de una nación asolada tradicionalmente por la pobreza y, ahora, por una catástrofe natural que ha causado una cifra cuantiosa pero indeterminada de muertos.
"He oído que pueden ser 50.000. Otros dicen que cientos de miles. La verdad es que no lo sé. Es todavía demasiado pronto para saberlo", dijo a la cadena de televisión.
El presidente aseguró que la primera necesidad del país es limpiar las calles de cadáveres y atender a los heridos. "No podemos llevar a los heridos a los hospitales, están llenos", subrayó.
Además, el país necesita equipos de rescate para salvar a las personas que han quedado atrapadas y también suministros médicos y alimentos.
A ello se une el peligro de que se produzcan nuevos derrumbamientos, un temor que ha llevado a la población de Puerto Príncipe a acampar en las calles y plazas.
René Preval no teme que la situación en las calles derive en un brote de violencia, por la falta de agua potable y alimentos.
"La gente entiende la situación. Todo el mundo está haciendo lo posible para ayudarse entre ellos", comentó a la CNN.
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